LA NUEVA OLA DEL COVID-19 ES LA DE LA INDIFERENCIA.


El otro día leía en un muro de Facebook que una persona se declaraba impactada por la muerte de Pau Donés, líder de Jarabe de Palo, a los 53 años por cáncer de colon. Inevitablemente vinieron a mi mente los miles de muertos por COVID-19 y la apatía frente a la pandemia y sus terribles consecuencias, de gran parte de la sociedad. El cáncer de colon que sufría Pau es el más frecuente en nuestro país y es la segunda causa de muerte por tumores con 11.000 muertes anuales. Por Covid, ante el desastre de cifras oficiales, contabilizando los excesos que refleja el sistema MoMo, la cifra real podría superar con creces los 80.000 fallecimientos: el país con más muertes por Covid-19 de la Unión Europea. Aun así una sociedad anestesiada ve estéril, interesado o politizado un debate serio sobre la gestión de esta crisis realizada por nuestros gobiernos. Debemos de asumir con total tranquilidad de 200 a 500 muertes diarias por COVID-19, tristes, pero sin rechistar. Es una realidad que el COVID-19 preocupa cada vez menos aunque vaya a peor.


¿ESTAS MUERTES SE CONVIERTEN ES UNA SIMPLE ESTADÍSTICA?

Sinceramente tenía alguna esperanza de que la sociedad, fuera capaz de aprender algunas lecciones sobre todo lo que está pasando este último año. Esperaba que la sociedad diera un giro, aunque fuera ligero, mínimo, hacia una mayor solidaridad y empatía, hacia la importancia de la responsabilidad de cada uno, a cómo la actuación individual tiene mucha importancia en lo colectivo.

España ha sido uno de los países del mundo que ha registrado un mayor impacto del COVID-19, tanto en número de contagios como de muertes. Las causas son múltiples y complejas, pero en mi opinión han sido desalineadas de forma tendenciosa por la clase política: la alta densidad de población, una población más envejecida o hábitos culturales son explicaciones recurrentes para hacernos creer que lo que está ocurriendo era inevitable de forma que ellos quedan exonerados de cualquier responsabilidad. 

De esta forma se desvía el debate sobre fallos del sistema de salud pública, las carencias hospitalarias, la mala praxis en muchas residencias de mayores, la nefasta coordinación entre administraciones estatales y autonómicas o los retrasos y errores tanto en la adopción de medidas como en la supervisión y gestion de las mismas. 

Un dato para la reflexión: Japón, por poner un ejemplo, el país más envejecido del mundo, con una elevada densidad poblacional y bien interconectado con China (foco original de la pandemia), ha registrado muy pocas muertes. Con un población de 126.317.000 personas registra unas 7.600 muertes lo que representa en 0,0060% (frente al 0,1689% de España).


CIUDADANOS AMNÉSICOS

Es obvio que la mayoría de nosotros asumimos una sola muerte como una tragedia, y que no respondemos de la misma manera cuando se trata de la pérdida de vidas a gran escala. Pero obviar que esas 80.000 muertes son un tragedia que se desarrolla a nivel individual, con una familia que queda conmocionada y desconsolada es inaceptable. 

La gente está cansada de las noticias sobre el coronavirus cuanta más gente muere, menos importa en una sociedad con un gran número de individuos amnésicos, anestesiados, condescendientes y serviles con aquellos a quien votan (y muy críticos con los sus adversarios políticos) que han pasado de ser ciudadanos a súbditos. Piensan que los muertos son solo una cifra que se da todos los días. No le impacta, son como un daño colateral más, es inevitable como bien le he hecho creer la clase política. Ha llegado a tal grado la falta de análisis y critica del ciudadano, que la clase política ha sido hasta capaz de sacarle partido. Dos ejemplos:

  1. En el desastre sanitario inicial uno de los mayores responsables en el retraso en la adopción de medidas y en la compra de material sanitario fue salvador Salvador Illa. Ha dejado su puesto de Ministro de Sanidad y se ha presentado con candidato a Presidente de la Generalitat de Cataluña hace escasas semanas. Ha ganado en las elecciones catalanas ¡¡652.858 votos!! Una persona sobre la que se podría escribir el manual de la incompetencia en la gestión de la pandemia ha obtenido la confianza de miles de personas ganando las elecciones.
  2. Otro personaje catastrófico, Isabel Díaz Ayuso presidenta de la Comunidad de Madrid, responsable de una nefasta gestión que ha llevado a la región a tasas de mortalidad por coronavirus 16 veces mayor que en otras comunidades. Como premio a su desastrosa gestión, según todas las encuestas, ganaría de nuevos las elecciones en la Comunidad de Madrid incluso con mayoría absoluta.


LA INFANTILIZACIÓN SE IMPONE

Creo que todos deberíamos, aunque nos duela, pensar lentamente para apreciar a los individuos detrás de los números, no debemos hacer la vista gorda, hay que realizar una denuncia social constante. ¡Basta ya! Sí va desapareciendo la cultura del pensamiento, de la reflexión, de la crítica, de la exigencia de las cosas bien gestionadas ¿qué nos queda? ¿votar cuando nos digan? ¿solo eso? 


La infantilización se impone y con ella la manipulación con un discurso político simplificado, dogmatizado limitado a meros slogans, a confrontaciones estériles, ante la ausencia de un electorado adulto que demanda otro tipo de gestión política. 

Resulta preocupante la fuerte deriva de la sociedad hacia el puro entretenimiento. Los medios de comunicación cada vez más enfocados al cotilleo en detrimento de información y análisis rigurosos. Se fomenta la difusión de miedos inventados o exagerados donde surge la figura poderosa de un Estado paternalista que protegerá al individuo a cambio de renunciar al pensamiento crítico y de delegar en la clase política todas las decisiones, un escenario peligroso donde el populismo encaja muy bien.

Estoy convencido que necesitamos un cambio que sea una antítesis a esa maquinaria de la que vive el Estado de partidos mantenidos en el poder por votos poco reflexivos. Y ese cambio tiene que ser liderado por grupos de ciudadanos críticos, exigentes, a los que sea indiferente la ideología porque el nexo de unión de ese colectivo sea el de conseguir una democracia con representantes preparados para gestionar de forma eficaz y eficiente: especialistas en sectores productivos o de conocimiento.


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RIESGO DE CONTAGIO EN BARES Y RESTAURANTES CON EL COVID-19

 


España es el país con más bares y restaurantes por persona de todo el mundo. Hay un local de este tipo por cada 175 habitantes. Antes de la pandemia teníamos 277.539 según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más que en todo Estados Unidos. Por ejemplo, en Andalucía, hay tantos bares como en Dinamarca, Irlanda, Finlandia o Noruega juntas. Los más de 47 mil establecimientos que existen en Andalucía representan el 17% del total de España.

Esto representa un grave problema con la pandemia. La restauración da trabajo a 1,7 millones de personas y supone el 4,7% del Producto Interior Bruto (PIB) pero la probabilidad de contraer el Covid-19 en un bar o un restaurante es muy elevada. Es un riesgo que reconoce la comunidad científica. Con datos, como se deben de hacer estos estudios. 

ESTUDIO DE NATURE - https://www.nature.com

Restaurantes y bares fueron los responsables de ocho de cada diez contagios de coronavirus en los primeros momentos de la pandemia en Estados Unidos, según un nuevo estudio publicado por la prestigiosa revista 'Nature' y que emplea los datos de movilidad de móviles de sus ciudadanos. El estudio recoge datos de la movilidad de 98 millones de personas en las áreas metropolitanas de Los Ángeles, Miami, Nueva York, Filadelfia, Dallas, Atlanta, Chicago, Houston, San Francisco y Washington D.C. y de muestra de forma irrefutable cómo han afectado esta clase de lugares a la hora de propagar el virus.

Pare el estudio utilizaron los datos de SafeGraph, https://www.safegraph.com/ una empresa que agrega datos de localización anónimos de aplicaciones móviles, para estudiar los patrones de movilidad. Para cada área metropolitana, representaron el movimiento de los individuos, la superficie en metros cuadrados de cada local, y la duración media de la visita en minutos. Es estudio revela que hay un elevado riesgo de infección por aerosoles en interiores cerrados con ventilación deficiente, como es el caso de los bares y restaurantes. Para predecir cómo afectan los movimientos de las personas en la propagación del virus, utilizaron sus datos de ubicación durante varios meses. Los investigadores observaron a qué lugares fueron, cuánto tiempo estuvieron y cuántas personas más estaban allí. Después, ajustaron el modelo a los datos reales sobre infecciones y vieron que podía predecir la trayectoria de la epidemia con mucha precisión, mejor que otros modelos. Podéis ver el informe completo aquí.



CONCLUSIONES FINALES.

Nos guste o no, hasta la ansiada vacunación (con su inadecuada planificación) la medida más eficiente en la lucha contra la propagación de la Covid-19 es la restricción del acceso a lugares donde la gente se reúne en pequeñas o grandes cantidades por un extenso periodo de tiempo, y además se quitan las mascarillas: bares y restaurantes. 

El riesgo de transmisión entre los comensales que se encuentran comiendo o bebiendo sin mascarilla, aunque se respete la mal llamada distancia de seguridad existe: el virus se transporta por aerosoles en el aire y el espacio recomendado hasta ahora de entre 1 y 2 metros resulta "insuficiente”. El estudio más reciente sobre transmisión por aerosoles, publicado por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) indica que el coronavirus puede permanecer en el aire hasta 16 horas si no existe ninguna corriente que le haga circular.

La evidencia científica demuestra que el riesgo de contraer COVID-19 es mayor en bares y restaurantes porque la transmisión se da en un entorno biológico en el que hay interferencia humana: son sitios en los que la gente se reúne y está sin mascarilla. El riesgo de contagiarse entonces es hasta 10 veces mayor. El peligro no está en el local en sí, sino en que no hay mascarillas y no hay medidas adecuadas de ventilación.


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