ANÁLISIS DEL APAGÓN ELÉCTRICO DE ABRIL DE 2025 EN ESPAÑA


El apagón masivo que afectó a España el 28 de abril de 2025 constituye un evento que puso de manifiesto los desafíos crecientes en la estabilidad de la red eléctrica en un contexto de alta penetración de energías renovables. Este suceso subraya una vulnerabilidad cada vez mayor del sistema, derivada de la transición desde centrales de generación síncrona tradicionales hacia fuentes renovables basadas en inversores, que carecen de la inercia inherente necesaria para mantener la estabilidad de la frecuencia.

Las causas potenciales incluyen una pérdida repentina de generación renovable, posiblemente solar, combinada con una respuesta inadecuada debido a la falta de inercia y al comportamiento de desconexión automática de los inversores. Esta secuencia pudo haber desencadenado un efecto dominó que llevó al colapso generalizado del sistema.

El colapso del sistema eléctrico en la península ibérica afectó a casi 60 millones de personas, y es un ejemplo claro de cómo un modelo energético mal implementado puede derivar en consecuencias graves. Este no fue simplemente un fallo técnico, sino la manifestación de una serie de errores estructurales acumulados que combinan una visión política miope, decisiones económicas temerarias y una tecnología mal acompañada.

El problema radicó en el uso de energías renovables y su integración al sistema sin los sistemas de estabilización imprescindibles. Tener una red dominada por energías como la fotovoltaica y la eólica sin el respaldo de sistemas de inercia es temerario. En el momento del fallo, estas fuentes aportaban cerca del 80% de la generación eléctrica, lo que hizo al sistema extremadamente vulnerable a cualquier fluctuación.

El colapso se inició por una separación de frecuencia de apenas 0,15 Hz a las 12:30, lo que activó automáticamente los sistemas de protección, generando una desconexión en cascada. La falta de respuesta de sistemas convencionales como las centrales nucleares, y los ciclos combinados, que estaban casi todos apagados por razones económicas, impidió frenar la caída y aceleró la crisis.

La reconexión del sistema dependió de ayuda externa, especialmente de Francia y Marruecos, lo que expuso la fragilidad de la red española ante eventos de esta magnitud. Esto evidencia una gestión política y regulatoria que ha optado por maximizar beneficios a corto plazo, ignorando advertencias reiteradas sobre la necesidad de invertir en estabilizadores y sistemas de almacenamiento.

Tecnologías como volantes de inercia, y generadores síncronos pueden ofrecer soluciones a este tipo de problemas, pero su coste ha sido la excusa perfecta para postergar decisiones críticas. La ausencia de estas inversiones ha llevado al sistema al borde del colapso, demostrando que el cortoplacismo y la especulación son enemigos de la seguridad energética.

En definitiva, el incidente no es solo el resultado de un fallo técnico, sino de un marco político y económico que ha permitido construir una red vulnerable, sin respaldo, y ajena a principios básicos de estabilidad.

EVOLUCIÓN DEL PANORAMA ENERGÉTICO ESPAÑOL

La Unión Europea se ha fijado el objetivo de alcanzar un 42,5% de energías renovables en el consumo total para 2030. España, a través de su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), apunta a un 48% en el consumo final de energía y un 81% en la generación eléctrica renovable para ese mismo año.

En 2024, la generación renovable en España alcanzó el 56,8% del mix energético, con un incremento del 10,3% respecto a 2023. La energía solar fotovoltaica superó a la eólica en capacidad instalada, liderando con 6 GW de nueva capacidad.

La naturaleza variable e intermitente de la solar y eólica, junto con su falta de características síncronas, plantea serios desafíos para la estabilidad de la red. El apagón del 28 de abril de 2025, que también afectó a Portugal, demostró las vulnerabilidades de una red dependiente de renovables.

La inercia eléctrica se refiere a la oposición de los generadores síncronos a cambios bruscos de frecuencia. Las centrales tradicionales, con grandes masas rotatorias, proporcionan esta estabilidad, almacenando energía cinética que amortigua las fluctuaciones. Sin esta inercia, la red es más propensa a caídas rápidas de frecuencia y desconexiones en cascada.

La solar y la eólica se conectan mediante inversores, careciendo de masas rotatorias. Además, su generación es dependiente de las condiciones meteorológicas, provocando fluctuaciones rápidas que pueden desestabilizar la red. La desconexión automática de inversores ante desviaciones agrava la situación.


EL APAGÓN: CRONOLOGÍA Y CAUSAS

El apagón comenzó a las 12:33 CEST con desconexiones en el suroeste de la península, perdiéndose 15 GW en cinco segundos (60% de la demanda). La rápida caída de frecuencia provocó la desconexión de la red española del sistema europeo. Aunque la restauración fue progresiva, el evento evidenció la falta de resiliencia.

La generación renovable es altamente sensible a cambios meteorológicos. Disminuciones repentinas de irradiancia solar o velocidad del viento afectan la generación y, en un sistema con baja inercia, provocan desviaciones de frecuencia más severas.

Antes, las grandes centrales (las nucleares por ejemplo) proporcionaban estabilidad con su alta inercia y capacidad de ajuste a al demanda. Ahora, la "agilidad" de la red la hace más vulnerable. La falta de inercia y la variabilidad renovable exigen nuevas estrategias de gestión.


PERSPECTIVAS FUTURAS: GESTIÓN DE REDES DOMINADAS POR RENOVABLES

El apagón de abril de 2025 evidencia la necesidad urgente de equilibrar sostenibilidad ambiental con fiabilidad eléctrica. Es fundamental impulsar:

Se requieren medidas como:

Almacenamiento de energía a gran escala

Modernización de infraestructuras: Redes inteligentes y modernizadas

Integración de energía nuclear como generación firme y baja en carbono

Regulaciones que promuevan estabilidad y favorezcan almacenamiento e inercia sintética

Investigación en estabilidad de redes

La transición energética debe planificarse con atención técnica, inversiones adecuadas y un enfoque integral que combine renovables, almacenamiento, nuevas tecnologías y generación de respaldo fiable. Si no se actúa con diligencia, eventos como el de abril de 2025 podrían repetirse.

El apagón también pone en evidencia las graves carencias de una estrategia energética centrada en el marketing y en el lucimiento de cifras de renovables sin un respaldo real en la infraestructura necesaria para soportarlas. Se ha priorizado la "medalla" de ser líderes en renovables sin garantizar una red robusta y resiliente, llevando al país a una situación de caos, con un impacto internacional lamentable y enormes daños económicos cuya cuantía podría eclipsar los beneficios atribuidos a la transición energética. Esta falta de visión técnica y de planificación estratégica ha expuesto a España a vulnerabilidades inaceptables. Es imprescindible abrazar una gestión real, eficaz y perdurable, basada en la ingeniería, el rigor técnico y la responsabilidad hacia los ciudadanos y la economía nacional.

Os dejo un vídeo donde podéis entender de forma fácil que pasó, lo demás es política y desinformación.

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