CALIDAD FOTOGRÁFICA Y LAS REDES SOCIALES

 


El mercado está lleno de cámaras APS-C tan potentes como la Nikon D500 y la Nikon D7500 con una relación calidad/precio muy difícil de igualar. Aun así, el mercado, empuja al aficionado con un exagerado "marketing de presión" al Full Frame reiterando las ventajas de este formato para el sector profesional, o para aficionados que busquen la mayor calidad, dando la impresión de que sin una Full Frame no eres nadie en fotografía.

¿Merece la pena dar el salto a Full Frame? 

Este es un debate que se repite entre fotógrafos profesionales y aficionados. Mis reflexiones sobre este tema van encaminadas a los aficionados. Hoy en día, es normal encontrar cámaras Full Frame con resolución de 50 megapíxeles sensibilidades desde 50 a 102.400 ISO, sistemas de autofoco de 400 puntos capaces de tomar fotos de un tamaño enorme con una definición inimaginable hace 15 años. 


Pero lo cierto es que esos aficionados invierten en cámaras de entre 1.500 a 2.500€ para hacer fotografías que lo más probable es que solo acaben subidas a redes sociales como Instagram, Facebook o Twitter.


¿Cómo es la calidad de las fotografías en las redes sociales?

Cuando subimos una foto a estas redes sociales la imagen sufre un proceso de compresión con el objetivo de que sea más fácil y rápido descargarla y mostrarla a los usuarios que nos siguen. Pero ¿cuánto? ¿Cómo queda la imagen?

Un ejemplo, una foto de 4x3 metros obtenida con una cámara profesional, las redes sociales la van a comprimir entre un 90% a 95% como mínimo, de forma que todos los matices se echan a perder. Instagram, que supuestamente es la red más enfocada a la fotografía, es la que más destroza la imagen original, ofreciendo un nivel de detalle ínfimo al ampliar. Facebook comprime algo menos y Twitter es la que mejor se comporta (más información en Xataka aquí).



¿Una Full Frame para subir fotos a Instagram?

Instagram es una red cuyo principal contenido son las fotografías, pero en mi opinión no es una red para fotógrafos o gente que ama la fotografía. Sin embargo, a pesar de eso, ha desbancado a estas otras plataformas como Flickr o 500px. ¿A qué se debe ese éxito? A lo fácil que resulta su uso: el triunfo de lo simple, aunque sea de escasa calidad. Además, Instagram va a realizar en los próximos meses una serie de cambios que potenciará el formato vídeo, lo que hará que deje definitivamente de ser una aplicación para compartir fotografías.

Puedo entender que muchos profesionales suban su trabajo para tener un portafolio digital en Instagram, pero me temo que no es solo eso, tambien muchos (aficionados y profesionales) están cambiando su estilo fotográfico para gustar en Instagram renunciando a crecer con un estilo propio. Yo mismo como un simple aficionado pensé a veces “esta va perfecta para Instagram” no lo niego, pero ya hace tiempo decidí que mi fotografía de aficionado, no es para Instagram, es para mi familia y mis amigos, para disfrutar.


Sociedad obsesionada con los “gadgets” 

Como dice Eric Gibaud sé que no necesito una cámara Full Frame (puedes ver un magnífico video aquí sobre este tema), ni necesito las falsedades de las redes sociales: los likes, los seguidores falsos etc.

Hoy en 2021 una buena cámara de fotos APS-C, Micro 4/3 o Full Frame solo es una herramienta muy precisa a la cual damos un valor que a veces no tiene. Seguro que a muchos de los entusiastas de la fotografía con un equipo que llame la atención os suenan frases similares a esta “¡Pedazo de cámara! debe de hacer unas fotografías maravillosas”. 

Una vez más, esta sociedad obsesionada con los “gadgets” con la tecnología da más valor al arco y la flecha que al arquero. No voy a negar que las ventajas de una gran herramienta tecnológica son innegables, pero esa adoración a la tecnología hace que pongamos la capacidad creativa del fotógrafo en un plano inferior, olvidando que ninguna cámara toma decisiones artísticas. Una muy buena cámara, sí sabes manejarla, solo hace tomas de la realidad muy nítidas y con colores muy fidedignos solo eso, lo cual de por sí la hace atractiva y también meritoria: una buena exposición, que no necesariamente es una buena fotografía como bein dice Steve McCurry.

El trabajo de Steve McCurry es conocido por muchos. McCurry comenzó su carrera cubriendo la Guerra de Afganistán donde conoció, en un campo de refugiados afganos a Sharbat Gula la niña que le hizo famoso convirtiendo su instantánea en un hito de la fotografía. Es muy difícil no haber visto alguna vez su fotografía más conocida para National Geographic en la que aparece una niña afgana de ojos verdes. Se trata de uno de los 20 retratos que han marcado la historia 

McCurry realizó una afirmación con la que estoy de acuerdo “El hecho de que la gente use Instagram y tome fotos con teléfonos los móviles no significan que las imágenes sean significativas, de la misma manera que un texto que alguien envía a un amigo no es literatura. ¿Van a permanecer? ¿Nos va a inspirar?”


La fotografía se basa en la capacidad del fotógrafo para crear

Después de meses de aprender a manejar bien una muy buena cámara APS-C, abandonado el modo automático, aprendiendo los conceptos tecnicos de la fotografía, entendiendo de que herramientas tecnológicas dispongo peleándome con el manual, haciendo pruebas y más pruebas, yo estoy en ese escenario: tomas de la realidad muy nítidas con colores muy fidedignos. He llegado a ese punto del camino en el cual estoy seguro que la fotografía se basa en la capacidad del fotógrafo para crear y no en la cámara. Y es un punto del camino difícil, aprendida la técnica más básica como operador de una herramienta tecnológica avanzada, tengo que intentar empezar a construir ideas visuales.

Sé que una buena fotografía transmite ideas, no es una combinación de elementos técnicos, no es solo una exposición correcta. Todo el dinero que invierta en los próximos años en fotografía, será en formación, en libros de grandes fotógrafos que me ayuden a construir ideas visuales, a descubrir mi estilo y disfrutar de este maravilloso hobby.



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